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Miles de peregrinos adoraron a la Virgen de Itatí. |
Textos: Cynthia Casco
Fotos: Esteban Ledesma
Cuandoel sábado al mediodía el arzobispo de Corrientes, monseñor AndrésStanovnik bendijo la partida de los jóvenes peregrinos, a los cuáles sesumó horas después, la llovizna humedecía el camino. Pero eso noamilanó a los miles de fieles que fueron hasta los pies de la Virgen deItatí para rendirle tributo. Después de agradecer, prometer osimplemente expresarle devoción, ayer a la mañana participaron de lamisa central que fue presidida por Stanovnik y cuya homilía estuvo acargo del Obispo de la
Diócesis de Santo Tomé, Hugo Santiago.
Segúndatos brindados desde la Basílica de Itatí, más de 200 mil peregrinosprovenientes de diferentes poblaciones de la región pasaron por allídurante el fin de semana. Un gran número recorrió a pié los 72kilómetros que separan la pequeña localidad de la Capital correntina.Mientras que otros lo hicieron en vehículos de lo más variado.
Extensasfilas de colectivos en las inmediaciones a la Basílica, carpas en lasplazas, personas dentro del templo, caminando por las calles o sentadosen espacios verdes y puestos de venta de comida. Estas escenascomenzaron a inundar desde el viernes cada rincón de Itatí.
Pero lamayor cantidad de fieles se comenzó a observar desde la madrugada deldomingo. Y al promediar la mañana, cientos de ellos ya habían sidoasistidos por las consecuencias de un largo caminar. Mientras, otrosdescansaban para después participar de la misa central, recibir labendición y regresar a sus hogares.
"Cuando termine la misa nosvamos porque son muchos los kilómetros que tenemos que recorrer", dijola coordinadora de seis colectivos provenientes de Reconquista, SantaFe, Norma Nóbile. La mujer no dejó de manifestar su emoción por estaren Itatí y acentuó también que "todo un año la tuvimos a la VirgenPeregrina en nuestra provincia y ahora se la entregamos a la Diócesisde Iguazú, Misiones".
Si bien un gran número de peregrinos emprendióel regreso en horas del mediodía, también hubo quienes se quedaron enItatí hasta la tarde. Así pudieron rezar con tranquilidad, disfrutar deun momento en familia, con amigos, realizar algunas compras osimplemente pasear por el pequeño poblado sobre el río Paraná.
Mástarde, cuando los rayos solares se despidieron de las calles itateñas,sólo quedaban los lugareños. Al mismo tiempo, miles de peregrinosviajaban por distintas rutas, las mismas que el año próximo lasconducirán hasta el faro de fe: la Basílica de Itatí.